¿QUÉ SON LOS PIOJOS?
¿QUÉ SON LOS PIOJOS?
Los piojos son insectos parásitos y a la infestación de la cabeza por el piojo Pediculus capitis se la llama pediculosis. Además del piojo de la cabeza hay otros dos tipos de piojos: el del cuerpo y el del pubis pero nos centraremos en el primero, por su prevalencia y la preocupación que despierta en las familias, así como para entender mejor su tratamiento y conseguir frenar la aparición cada vez más frecuente de resistencias a los pediculicidas.
El piojo de la cabeza (Pediculus humanus capitis), sólo afecta al hombre ya que necesita de la sangre humana varias veces al día y no sobrevive fuera del cuerpo humano más de dos días.
La hembra de piojo adhiere los huevos al pelo con una sustancia insoluble en agua y parecida al pegamento. Los huevos vivos tienen color gris y se sitúan cerca del cuero cabelludo, a unos 3 o 4 mm, porque el calor y la humedad ayudan a su incubación.
Los huevos vacíos o liendres, son blancos y se encuentran lejos de la raíz del pelo.
La distancia entre las liendres y el cuero cabelludo indica el tiempo que ha transcurrido desde la infestación y si el huevo es viable o no: el huevo tarda entre 7 a 10 días en dejar salir al piojo joven o ninfa; como el cabello crece unos 0,4 mm al día, cualquier huevo que esté a más de 2 cm del cuero cabelludo, seguro que está vacío.
El ciclo de vida completo de un piojo dura 30 días. Una hembra puede poner entre 150 y 200 huevos a lo largo de su ciclo vital, poniendo generalmente un huevo por pelo.
¿CÓMO SE CONTAGIAN?
Los piojos se contagian por contacto directo entre los cabellos de dos personas (cabeza-cabeza) y mucho menos frecuente es el contagio a través de fomites, es decir, vestidos, peines, sombreros, ropa de cama u objetos de uso personal debido a su incapacidad para vivir fuera del cuerpo humano más de dos días.
Los piojos no se transmiten a través del agua de una piscina porque en contacto con el agua, los piojos cierran sus orificios respiratorios y se aferran firmemente al pelo.
Los piojos no tienen alas, no vuelan y tampoco saltan, pero se desplazan fácilmente de un pelo a otro si está seco. Si el pelo está húmedo se mueven torpemente y son más vulnerables, siendo más fácil identificarlos y eliminarlos.
Los piojos prefieren el pelo limpio porque les permite llegar al cuero cabelludo con más rapidez para comenzar a alimentarse. Por ello hay que descartar la idea de que esta infestación esté unida a la falta de higiene.
¿CÓMO PODEMOS DIAGNOSTICAR UNA INFESTACIÓN POR PIOJOS?
El primer signo de alarma será el prurito del cuero cabelludo, el cual puede tardar en aparecer entre 4-6 semanas desde la primera infestación. Los piojos suelen situarse preferentemente detrás de las orejas y en la nuca porque son las zonas más cálidas del cuero cabelludo (cuanto más alta es la temperatura menor es el tiempo de incubación de los huevos: 8 días a 30º, 6 días a 35º).
El diagnóstico sólo se confirma ante la observación de un piojo vivo. Para ello, ante la sospecha de infestación cuando aparece prurito, se aconseja buscar al piojo vivo con el pelo mojado (recordad que así los piojos se mueven con más dificultad) y con una buena fuente de luz.
El piojo vivo tiene el tamaño de un grano de sésamo. Cuando son ninfas son transparentes y más difíciles de ver, aunque cuando han ingerido sangre se vuelven oscuras. Por su parte las liendres no se mueven y no hay que confundirlas con caspa o descamaciones de la piel, que se pueden eliminar fácilmente sacudiéndolas mientras que las liendres están fuertemente fijadas y no se desprenden a menos que las sujetemos entre dos uñas o tiremos de ellas deslizándolas a través del pelo hasta su extremo.
La forma más eficaz para detectar y prevenir la infestación por piojos es el diagnóstico precoz, es decir la revisión periódica del cuero cabelludo (1 o 2 veces por semana) en niños de tres a doce años.
¿CÓMO TRATAMOS UNA INFESTACIÓN POR PIOJOS?
El tratamiento consiste en la aplicación de productos con pediculicidas (insecticidas), o con sustancias asfixiantes como aceites minerales y siliconas o mediante la eliminación mecánica manual o con ayuda de una lendrera.
La mayoría de los expertos coinciden en que antes del tratamiento deben identificarse los piojos vivos, no sólo las liendres ya que el uso indiscriminado de pediculicidas está provocando un aumento de las resistencias.
- Eliminación mecánica con ayuda de una lendrera.
Existen en el mercado varios modelos de peines para piojos, con distintos anchos y materiales. Los más recomendables son los de metal por su mayor rigidez y menor espacio entre dientes. Los de plástico, aunque pueden usarse para la expulsión de ninfas y adultos, son poco eficaces para la extracción de liendres y son deformables al paso del pelo. Lo importante es que el espacio interdental no supere los 0,2 mm.
La lendrera debe utilizarse sobre el pelo mojado, aconsejándose el uso de un acondicionador para facilitar el peinado. Algunos autores recomiendan mojar previamente el cabello con una solución de vinagre y agua (una parte de vinagre blanco y dos de agua) para reblandecer la unión de las liendres con el pelo. El vinagre o el alcohol aunque no disuelven la estructura que envuelve al pelo si consiguen despegarla de él, permitiendo su movilidad a lo largo del tallo capilar.
Se recomienda dividir el pelo en sectores o mechones para asegurarnos de que revisamos todo el cuero cabelludo. Tras la revisión de cada mechón debemos apartarlo para que no se mezcle con el resto que queda por revisar (podemos sujetarlo con una pinza).
Hay que limpiar la lendrera tras pasarla por cada mechón con un pañuelo o toallita desechable. Si capturamos piojos adultos o ninfas, es mejor deshacerse de ellos con la ayuda del pañuelo o toallita que aplastándolos con los dedos ya que su estructura corporal les permite resistir tales presiones.
Al final del procedimiento limpiar la lendrera con agua y jabón o ponerla en un cazo de agua hirviendo 30 segundos.
- Aplicación de sustancias asfixiantes.
Las siliconas como la dimeticona al 4% son menos irritantes que los insecticidas y no son tóxicas porque no se absorben a través de la piel. Tampoco inducen resistencias.
Se aplican sobre el cuero cabelludo seco de manera que por tensión superficial penetran en los orificios respiratorios de las ninfas, adultos y liendres, impidiéndoles la respiración. Tras dejar actuar el tiempo prescrito por el fabricante, hay que peinar con una lendrera para extraer piojos y liendres y lavar el cabello con el champú habitual.
- Pediculicidas.
Debemos tener presente que son productos tóxicos que no deben usarse si no se ha confirmado la infestación mediante la visualización de piojos o liendres, es decir, no deben usarse de forma preventiva. El uso reiterado y a veces innecesario de un insecticida puede llevar no sólo a la aparición de resistencias (que ya las hay) sino también de efectos adversos como dermatitis de contacto. Si después de tres aplicaciones, el pediculicida que hemos usado (aunque el tratamiento se haya realizado correctamente) no ha dado resultados, no se debe insistir en su aplicación sino cambiar a otro tipo de insecticida.
En el momento de retirar el producto, hay que tener la precaución de no lavar el cabello bajo la ducha o a remojo en la bañera, para evitar el contacto del insecticida con otras partes del cuerpo.
Los insecticidas no deben usarse en niños menores de dos años ni en mujeres embarazadas o lactantes, y aquellos productos formulados con alcoholes no deben aplicarse en asmáticos.
El fármaco de elección es la permetrina al 1% (aunque la concentración puede variar según el fabricante). También se utilizan el lindano (poco recomendado por su riesgo de absorción sistémica y contraindicado en gestantes y prematuros), el malathion (es el de acción más rápida y el de mayor capacidad ovicida pero no debe aplicarse en menores de 6 años) o el butóxido de piperonilo sobre todo asociado a piretrinas por su efecto sinérgico.
Los pediculicidas eliminan piojos, ninfas y liendres pero no siempre al 100% porque durante los primeros cuatro días de vida, el embrión no tiene sistema nervioso central y es insensible a los agentes químicos. De ahí que se recomiende su reutilización en 7-10 días.
Tipos de productos.
Fundamentalmente se trata de champús o lociones y geles de aplicación tópica, aunque también se venden en sprays o pulverizadores.
La loción es la presentación más efectiva pues se aplica sobre el cabello seco y el insecticida está más tiempo en contacto con el pelo. Su aplicación en seco es fundamental ya que si recordáis, el agua provoca la reacción defensiva por la que los piojos cierran sus orificios respiratorios y se aferran más firmemente al pelo, lo cual dificulta la absorción del insecticida a través de dichos orificios.
Las cremas o geles actúan de forma semejante a las lociones.
La aplicación de los champús pediculicidas se realiza de forma parecida a la de un champú convencional, es decir, sobre pelo humedecido con agua tibia (el agua muy caliente puede desactivar el insecticida) y eliminación tras el lavado, por lo que el insecticida permanece mucho menos tiempo actuando. Son menos efectivos que las lociones y cremas, sin embargo los champús pueden ser más recomendables cuando el cuero cabelludo presenta irritación o lesiones por rascado ya que las lociones pueden producir escozor.
En todos los casos, debe dejarse secar el cabello al aire ya que el calor del secador puede degradar el insecticida. También se deben eliminar piojos y liendres con ayuda de una lendrera tras haber retirado el producto utilizado, recomendándose la repetición del tratamiento en 7-10 días, tiempo que tardaría en eclosionar un huevo no eliminado por el insecticida.
Tampoco hay que olvidar llevar a cabo ciertas medidas ambientales como son: lavar la ropa y las sábanas con agua caliente (60ºC), cerrar en una bolsa de plástico durante dos semanas aquello que no admita lavado y utilizar un aspirador sobre sillas y sofás.
Tanto los padres como los educadores y nosotros como sanitarios tenemos una parte importante de responsabilidad en la disminución de la pediculosis, pero hay que recordar que la mejor manera de mantener a raya esta parasitosis es la vigilancia periódica y concienzuda del cabello de nuestros hijos, por lo que los padres y tutores se convierten en el eje fundamental de la lucha.